“Obligar a leer El Quijote en las aulas de primaria y de secundaria, sin adaptar, es una barbaridad”, señala Cristina Díaz, maestra en un colegio de Palencia. “El alumnado no entendería nada y sería frustrante y agotador para ellos. Al obligar a leer la versión original, lo único que hacemos es castigar a los lectores sin tener en cuenta uno de los mandamientos que promovemos en los colegios: hay que leer por gusto. Si un libro no te gusta, puedes dejarlo. El Quijote es un gran libro, pero ¡hay grandes adaptaciones!”.
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